Cosquín (por enviado especial, Luis Digiano).- Los Carabajal, con su nuevo álbum «Leyenda», fueron los grandes protagonistas de la tercera noche de la edición ’60 del Festival de Cosquín, compartiendo el escenario con la familia junto a Peteco, Cuti y Roberto Carabajal. Mario, Kaly, Walter y Blas San Sierra recordaron a Jacinto Piedra, entre otros creadores, con «Te voy a contar un sueño», «Sueño de alfarero», «Sembremos la chacarera», «Lágrimas de amor», «Desde el puente carretero». Luego con Peteco recordaron el clásico «Como pájaros en el aire», y con Cuti y Roberto, «Dejame que me vaya» y el bis con «Entre a mi pago sin golpear».
El canto surero estuvo bien representado por el gaucho de San Andrés de Giles, Adrián Maggi, quien entonó «La patria se hizo a caballo», «Los Tobas son mis hermanos», «Yo soy un cantor social» y recordó la tragedia del Ara San Juan con «Guardianes del mar».
Pero además, tuvo la gran idea de traer al escenario una gloria del folklore argentino como Víctor Velázquez, quien con los acordes de «La primavera», le regaló a la gente sus glosas. La Comisión de Folklore lo galardonó con el Camín Cosquín, un verdadero hito para el género. Maggi
El chamamé estuvo bien representado en el acordeón de Antonio Tarragó Ros, muy bien secundado por su hija Irupé Tarragó Ros en teclados, Humberto La Fata en contrabajo y Trabuco González en guitarra.
Con su mensaje permanente de defensa de la naturaleza, Antonio entonó «El lago y el vals» (dedicado a Carlos Paz), le puso ritmo de baile con «El toro», le dio su espacio a su hija con su tema «Metáfora», le brindó el lugar al cantor entrerriano Marcos Pereyra para la composición «Acuífero guaraní» y al final brindó un tributo a su padre con «Don Gualberto» con el intendente Gabriel Musso entregándole la Guarda del Festival en honor a sus 50 años de carrera.
Pachi Herrera trajó la magia de su charango y su canto jujeño para desplegar un set con composiciones de la talla de «Pachamama», una personal versión mitad instrumental, mitad cantada por el público de «Piedra y camino», y el estreno de «Carnavalito de cara al sol».
Santiago del Estero siguió muy bien representada por el canto embrujado de Candela Mazza y su recuerdo para el inolvidable Don Sixto Palavecino con chacareras testimoniales como «Para cantarle a mi pago», «Ya voy llegando a mi pueblo y «Santiagüeño soy señor», despidiéndose con el himno de su tierra, «Añoranzas».
Martín Paz, en a su etapa solista luego de su paso por Los Manseros Santigueños, le regaló al público «Semilla de chacarera», «Changuito», «Eterno amor», cerrando el show con «Añoranzas».
En el final, y como era previsible, el carnaval riojano se hizo presente con la chaya, la harina, la albahaca y la espuma con el canto de Sergio Galleguillo, que mixturó su ritmo característico con la cumbia y el cuarteto cordobés.
De esa forma se unieron composiciones de la talla de «Quiero volver a Tilcara otra vez», «Nosotros los argentinos», «Que linda que es La Rioja», «La taleñita», «Volver a Tilcara», «Llorando estoy», «Niña Chay», «Solita y sola». Con «Solamente Tú» recordó su primera formación, Los Amigos, de 1998, con la presencia de Pino Romero para bailar «Zamba para olvidar», y culminó su actuación con el esperado «Camión de Germán».
Completaron la velada, desde el Chaco salteño con chacareras propias de su tierra, El Toba, y el ganador del Pre Cosquín en el rubro conjunto vocal, Cuerdos Vocales, quienes entonaron una delicada versión de «La muerte del angelito».