Pinamar (por Blanca López, enviada especial).- Comenzamos el día viendo el work in progress de 8 minutos de “Montserrat”, de Antonella Costa en su debut como codirectora con Che Sandoval, quienes fueran pareja hace un tiempo. «Nace en un taller de actuación frente a cámara que doy desde hace 4 años, con el grupo de alumnos más avanzados. El año pasado dimos el taller juntos desarrollando un proyecto y saliendo a locaciones, brindando una experiencia más cercana a lo que es un set real».
«En el set no existen límites sino condiciones, ese es el slogan y los alumnos habían tocado techo. Fe una experiencia maravillosa con los técnicos que trabajaron ad honorem», agrega Sandoval.
«No tengo una educación formal», reconoce Costa, «Treinta películas es un gran bagaje, me generaron inquietudes, a ver cine, a entender los mecanismos que logran los objetivos de un director. Creo en que se te salga lo que tenés para decir. Les debo a los directores, a los actores, a los técnicos con los que compartí sets, que fueron mi escuela», y aclaró que «Soy muy estricta con mis actores alumnos sé hasta dónde pueden llegar».
Otra pareja lidera «Operación México», la conformada por el director Leonardo Bechini y la actriz Ximena Fassi, contando la de una tercera, que es la que protagoniza la historia: Tucho y María, dos montoneros que sufrieron las presiones del régimen de Videla en un campo de concentración liderado por Galtieri, para entregar la cúpula de su movimiento.
Respecto a cómo el público reaccionó cuando la vio, Bechini confiesa, «Me conmocionó que la gente me abrazaba. No pude dormir. Me eligieron los productores. Me dieron la novela para leer y encontré el eje en la historia de amor porque quise contar en ella la del amor colectivo. Las cosas sólo se pueden hacer por amor. No hay nada más maravilloso que luchar por lo que le hace bien a uno. Lo más importante cuando uno escribe es acordarse del ´Había una vez…´ No importa el tamaño de la pantalla sino contar historias que trasciendan. Mi formación es cinematográfica. Con ´Poliladron´ logramos cambiarle el lenguaje a la televisión».
Sin embargo, sorprende con la declaración «Tenía miedo de morirme si hacía cine», y su mujer aclara, «Y lo sigue diciendo porque todavía no la estrenó» (risas)
Fue Luciano Cáceres el que se ocupó de relatar el largo camino, «Estaba trabajando en Los Papis, mi papel lo iba a hacer Furriel, pero lo hice yo porque empezó a trabajar con Campanella. Viajamos a conocer a Sabrina y al Quinqui, los hijos de María y Tucho, a Victoria, en Entre Ríos. Fue un encuentro muy emotivo. Ella me miraba y pensaba ´¿Este tipo de Graduados va a hacer de mi papá?´. Nos contó que cuando fue recuperada las Abuelas le dieron fotos de los padres y un libro en el que parientes y amigos los describían, como caminaban, como agarraban el pucho. Y eso me ayudó mucho más que la investigación».
La casualidad mayor es que Cáceres fue concebido, literalmente, en el escenario de un teatro donde Tucho se guardaba cuando venía a Buenos Aires, y donde los padres del actor tenían una relación extramatrimonial.
«La caracterización fue difícil porque las fotos que había lo mostraban muy diferente.
Para Fassi, «Jaime Dri, que es el único sobreviviente de la quinta, me contó que lo que más le toco el alma fue que María no quería parir. A su madre, Raquel/María le decía que iba a ser la muerta más feliz del cementerio porque ´voy a morir por lo que creo y le pedía que no la llore´. Al tomar esa decisión no dejaba de sufrir».
A continuación el agregado cultural de la embajada de Polonia habló sobre la actualidad del cine polaco.
Durante el festival se presentaron varios filmes, de los que destacó «Varsovia 44», que cuenta el levantamiento de la población contra el invasor alemán y lo pagó con un precio enorme: 85% de los edificios destruidos y 250000 ejecuciones civiles; pero además se dio «Los dioses», la película de mayor éxito de taquilla de 2014, con más de dos millones de entradas vendidas, que narra la historia del primer trasplante de corazón realizado en Polonia durante la época del comunismo y que rompió barreras culturales, religiosas y morales que existían en el país.
La más taquillera del año pasado fue «Tanto esfuerzo para esto», una adaptación de una pieza teatral satírica de Polonia desde la perspectiva de tres generaciones de mujeres.
Una de las gratas sorpresas fue «A cambio de nada», del actor español, Daniel Guzmán, que debuta detrás de cámaras. Como es autobiográfica, aclara que «No cuento todo, por respeto a mis parientes y a mis amigos» (risas), «John Huston decía que no había que trabajar con animales, chicos o ancianos, y yo hice las tres cosas». En el medio le cumplió el sueño a su abuela, que fue filmarla conduciendo un camión, ya que nunca había sacado el carnet de conducir y además no llegaba a los pedales.
De adolescencia difícil, Guzmán se hizo grafitero y cuando TVE estaba haciendo un documental sobre el tema y tenía la excusa perfecta para faltar a la escuela, se convirtió en intérprete.
Filmando en la casa de sus padres, de 40m, «entrábamos a rodar por turno, también en el instituto del que me echaron cuatro veces, y hasta el director tiene un papel en la película. El único personaje de ficción, bautizado como Justo Caralimpia, es definido como parte «de esa generación de niños que buscan la figura paterna en un líder». Con dos Goyas, al mejor actor revelación y al mejor director novel, se basa en la separación de los padres. «Creo que ellos no tenían una formación para canalizar esa separación y usaron al niño como moneda de cambio. Les dedico la película porque gracias a eso estoy aquí». El filme se consagró en el festival de Malagá, donde «uno estaba en un lado y el otro, en el otro extremo. Tiene que haber una zona de seguridad entre ellos, pero cuando terminó nos dimos un abrazo y nos entendimos sin decir nada».
Entre las proyecciones se destacaron: «Guaraní», una sensible mirada sobre la mirada de dos generaciones en un paraje alejado de las grandes ciudades. Abuelo y nieta, conmocionados por la noticia de que la madre de ella, en Buenos Aires, será mamá nuevamente, emprenden un viaje repentino. Pero en el camino muchos temas tienen su lugar: el de la mujer, el de diversos personajes que pueblan el país, el de la frontera con Paraguay, las diferencias y similitudes entre ambos países y el de la educación, la ignorancia y los choques culturales.
Del danés Bille August se conoció «Corazón silencioso», donde la muerte asistida es una decisión de una mujer, pero en la que participa toda su familia. En este microcosmos, los problemas, prejuicios de amigas, hijas, yernos y maridos pasa a un plano secundario ante la decadencia de la protagonista. Y en base a esto es que August impone los sacrificios y los cruces de amores filiales. Su delicado balance sirve para crear la polémica a la salida del cine.
Para el final, otro grande de la realización, Ken Loach, encuentra el equilibrio justo para contar la odisea de un pequeño pueblo en «Jimmy´s hall- una historia de amor y libertad». Un salón, en los años 30, sirve para instruir, debatir y pasarla bien, pero al no contar con la bendición de la iglesia, está destinado al fracaso. La historia es real y trágica en lo que a libre pensamiento se refiere y habla de lo que cuesta la evolución social y religiosa, dentro de lo que a las instituciones y a las ´jerarquías´se refiere. Un magnífico guión es el puntal de esta hermosa película de Loach, quien siempre nos deja pensando.
Luis Digiano - Blanca López 